El miedo en Sinaloa, después de la captura de Ovidio Guzmán

Las actividades regresaron lentamente a su curso, pero la percepción de inseguridad continúa

 

Sinaloa, (Paher Portal).- Lentamente Sinaloa despertó de la pesadilla que vivió en lo que ya muchos llaman el segundo Jueves Negro. De los bloqueos y balaceras en las calles, sólo quedaron los restos de autos calcinados y cientos de casquillos producto de las balaceras que tuvieron lugar luego de la captura de Ovidio Guzmán.

Algunos conductores, obligados a salir de sus casas por la rutina y por el trabajo, lentamente retomaron sus actividades y, mientras circulaban por las calles, observaron los restos humeantes de lo que queda después de la cruenta jornada del 5 de enero.

“Yo voy a mi trabajo de Humaya al Centro y me tocó ver todos los bloqueos de José Limón, pero me contaron que todavía estaban los carros quemados de la salida norte”, dijo Lourdes, quien vive cerca de la zona donde los cercos de autos incendiados hacia el norte de Culiacán tuvieron lugar.

El trayecto que recorre no es largo, pero pudo ver una buena parte de lo que quedó luego de que fuera obligada a permanecer en su casa durante la jornada violenta.

Poco a poco el transporte público se reactivó, algunos comercios abrieron sus puertas y, con precaución, la gente dejó sus casas para salir en busca de víveres o cualquier cosa que necesite para continuar de la forma más cotidiana posible.

A diferencia del día anterior, se escuchó el paso de algunos vehículos por la calle, la música lejana de algunos negocios que abrieron sus puertas y ambulancias que traían prisa.

Lentamente la vida vuelve a Culiacán. Aunque para muchos la vida ya no será la misma después de los hechos violentos perpetrados por el crimen organizado.

La percepción general todavía era de miedo, de inseguridad, todavía en alerta por un latente enfrentamiento a balazos.

En la conferencia matutina de Palacio Nacional en la Ciudad de México, Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), informó que 10 militares perdieron la vida durante el operativo y 34 más resultaron heridos, además hubo 19 fallecidos por parte del grupo delictivo, se detuvo a 21 personas y se decomisaron cuatro fusiles barrett calibre 50, seis ametralladoras calibre 50, 26 armas largas y dos cortas, cargadores, cartuchos, equipo táctico y 13 vehículos y se inutilizaron 40 camionetas de las que 26 eran blindadas.

Destacó que ningún civil perdió la vida durante el operativo y que desde ayer se reforzó la seguridad del estado con mil elementos para seguir con las operaciones y evitar que la población sea agredida.

También por la mañana, las corporaciones estatales y federales desplegaron agentes por toda la ciudad para recuperar la seguridad. Ya no hubo bloqueos activos ni balaceras, la calma volvió lentamente y el ayuntamiento de Culiacán y el Gobierno del Estado solicitaron a su personal volver a incorporarse a sus puestos de trabajo normalmente.

Del mismo modo, la Universidad Autónoma de Sinaloa, acatando las recomendaciones, llamó a su personal administrativo y académico para que también regresaran a sus labores cotidianas.

El gobernador Rubén Rocha Moya declaró en conferencia de prensa que el operativo para capturar a Ovidio Guzmán había concluido, por lo que pidió a la población que saliera y retomara sus actividades.

“Está asegurada la seguridad, hoy me llamó el Presidente y me dijo que van a estar muy atentos en la seguridad de los ciudadanos. Hay tres mil 500 elementos del Ejército, está la Guardia Nacional. No hay bloqueos activos, lo que quiere decir que no hay personas armadas presentes.

Pero sí tenemos vialidades interrumpidas todavía”, manifestó.

Mientras hacía el llamado, se reanudaban las actividades en los aeropuertos de Culiacán, Mazatlán y Los Mochis. Además, en Escuinapa abrían las carreteras federales.

En Jesús María, epicentro del operativo, la realidad era otra: la Guardia Nacional mantuvo bloqueado el acceso al pueblo supuestamente esperando un nuevo ataque de grupos de la delincuencia organizada.

Familiares de los pobladores intentaron entrar al pueblo, les dijeron a los militares que querían ver a sus familias, atender a algunos enfermos o simplemente saber cómo estaban, pero los castrenses negaron la entrada a los conductores.

Durante un recorrido realizado en la zona, todavía se podían apreciar vehículos calcinados o baleados bloqueando la vialidad principal del poblado.

La tensión continúa y sus habitantes se preguntan hasta cuándo durará esta aparente paz, tras la captura de Ovidio Guzmán.

Con información de Fernando Merino

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